Se trata de tres telescopios de fluorescencia instalados en Cerro Coihueco. Si bien los telescopios son idénticos a los 24 telescopios de fluorescencia del Observatorio Auger, hay una característica que los distingue: los tres telescopios HEAT (“High Elevation Auger Telescopes”) están montados en sendos contenedores, que pueden ser inclinados en un ángulo de 30 grados, de forma tal que los telescopios observen la atmósfera a mayor altura. Esto permite detectar lluvias atmosféricas que se producen a mayor altura, producidas por rayos cósmicos de menor energía.
Los rayos cósmicos producen cascadas de partículas, cuando chocan contra las moléculas del aire de la atmósfera. Cuanto mayor es la energía del rayo cósmico primario, tanto más penetra la cascada de partículas en la atmósfera. El Observatorio Auger fue diseñado para observar cascadas producidas por rayos cósmicos de energías de más de 1018 electrónvoltios (eV). Ahora, HEAT permitirá detectar rayos cósmicos con energías diez veces más bajas (1017 eV). Esto permitirá avanzar en el estudio de la composición de estos rayos cósmicos (es decir, saber qué tipo de partícula es el rayo cósmico primario).
Se cree que los rayos cósmicos de energías más bajas provienen de nuestra propia Galaxia, la Vía Láctea, mientras que los de las más altas energías posiblemente sean extragalácticos. Ampliar el rango de energías con HEAT y estudiar la composición de los rayos cósmicos permitirá deducir a qué valores de energía se produce la transición entre la componente Galáctica a la extragaláctica.